¿Ya se nos olvidó?
Vida nacional
Por: Pablo Hiriart
Qué memoria
Eso parece, a juzgar por el inusitado eco que han tenido las acusaciones del PRD contra Vicente Fox por "haberle robado la elección a López Obrador".
A Fox lo quieren meter a la cárcel por haber dicho que "18 meses más tarde —del fracasado desafuero— yo tuve la victoria: el día de la elección, el candidato de mi partido ganó".
"Echeverría es un niño de pecho comparado con Fox", dijo el coordinador del Frente Amplio Progresista, Jesús Ortega, el día en que se presentó la denuncia penal contra Fox.
Se abrió ya un blog para acumular denuncias contra el ex presidente, y lleva por título "Vamos por Fox".
Dicen, y a fuerza de repetirlo están alcanzando su objetivo de que muchos les crean, que López Obrador fue despojado del triunfo por la intervención ilegal del Estado encabezado por Fox.
¿De veras? ¿Hablan en serio?
Por lo visto, se nos olvidó que si alguien usó el poder y el dinero del gobierno para inclinar la balanza electoral en su favor fue precisamente López Obrador.
En la dualidad jefe de Gobierno-candidato presidencial, López Obrador pagó con dinero del erario toda su precampaña.
Apareció durante cinco años en spots de televisión, para promover su imagen personal.
Todas las mañanas salía en televisión, en conferencias de prensa o con entrevistas de hasta hora y media, en las que lo trataban con guante blanco y alfombra roja.
En medios electrónicos pagó —informe de la Contaduría Mayor de la Asamblea —, con dinero público, anuncios que nunca salieron al aire.
En los partidos de futbol, en Big Brother, en las telenovelas, hasta en la sopa estaba López Obrador, sonriente, el pulgar hacia arriba, diciéndole al país que el DF avanzaba con hechos.
¿No se acuerdan?
Su caja chica no tenía fondo. Era el presupuesto del DF disfrazado de fideicomisos que nunca rindieron cuentas.
Su gobierno autorizó la construcción ilegal de torres en Polanco, y los contratistas beneficiados por ese acto de autoridad aparecieron entre los financieros de su campaña.
Los contratistas beneficiados por obra pública adjudicada por el GDF lo acompañaron a su registro como candidato ante el IFE.
Eso es usar el poder, y no bromitas.
En las recetas médicas de los centros de salud capitalinos venía impresa propaganda de López Obrador.
En los condones que repartía el Sector Salud venía el rostro de López Obrador, que "sí te protege".
Un ejército de taxistas piratas y vendedores ambulantes entregaban su cuota semanal a las organizaciones perredistas, para financiar la campaña de AMLO, mientras el Gobierno del DF les permitía continuar en su actividad ilegal.
A los ancianos que les otorgaban 700 pesos mensuales, los llevaban al Zócalo a engrosar sus mítines de campaña, con pase de lista al llegar y al salir.
¿Ya se nos olvidó todo eso?
Dinero tenía de sobra. Diez mil 500 spots de televisión le contabilizó el IFE.
¿Quién podía competir contra esa fabulosa maquinaria de recursos?
Teóricamente, nadie. Y eso es lo que López Obrador y sus cercanos no han asimilado: perdieron, a pesar de que la tenían ganada desde hacía cuatro años.
Por eso, también, le deben una explicación al PRD.
Se gastaron el dinero del erario.
Se gastaron el dinero de los ambulantes.
Se gastaron el dinero de los contratistas que los financiaron.
Se gastaron el dinero que les dio el IFE.
Endeudaron al PRD con 800 millones de pesos adicionales y comprometieron así sus prerrogativas de 2007 y 2008.
Y a pesar de todo eso perdieron las elecciones.
Esa es la explicación que deben dar.
Esa es la explicación que López Obrador no quiere dar.
Por eso van sobre un chivo expiatorio. A alguien hay que echarle la culpa. Cárcel para Fox
Por: Pablo Hiriart
Qué memoria
Eso parece, a juzgar por el inusitado eco que han tenido las acusaciones del PRD contra Vicente Fox por "haberle robado la elección a López Obrador".
A Fox lo quieren meter a la cárcel por haber dicho que "18 meses más tarde —del fracasado desafuero— yo tuve la victoria: el día de la elección, el candidato de mi partido ganó".
"Echeverría es un niño de pecho comparado con Fox", dijo el coordinador del Frente Amplio Progresista, Jesús Ortega, el día en que se presentó la denuncia penal contra Fox.
Se abrió ya un blog para acumular denuncias contra el ex presidente, y lleva por título "Vamos por Fox".
Dicen, y a fuerza de repetirlo están alcanzando su objetivo de que muchos les crean, que López Obrador fue despojado del triunfo por la intervención ilegal del Estado encabezado por Fox.
¿De veras? ¿Hablan en serio?
Por lo visto, se nos olvidó que si alguien usó el poder y el dinero del gobierno para inclinar la balanza electoral en su favor fue precisamente López Obrador.
En la dualidad jefe de Gobierno-candidato presidencial, López Obrador pagó con dinero del erario toda su precampaña.
Apareció durante cinco años en spots de televisión, para promover su imagen personal.
Todas las mañanas salía en televisión, en conferencias de prensa o con entrevistas de hasta hora y media, en las que lo trataban con guante blanco y alfombra roja.
En medios electrónicos pagó —informe de la Contaduría Mayor de la Asamblea —, con dinero público, anuncios que nunca salieron al aire.
En los partidos de futbol, en Big Brother, en las telenovelas, hasta en la sopa estaba López Obrador, sonriente, el pulgar hacia arriba, diciéndole al país que el DF avanzaba con hechos.
¿No se acuerdan?
Su caja chica no tenía fondo. Era el presupuesto del DF disfrazado de fideicomisos que nunca rindieron cuentas.
Su gobierno autorizó la construcción ilegal de torres en Polanco, y los contratistas beneficiados por ese acto de autoridad aparecieron entre los financieros de su campaña.
Los contratistas beneficiados por obra pública adjudicada por el GDF lo acompañaron a su registro como candidato ante el IFE.
Eso es usar el poder, y no bromitas.
En las recetas médicas de los centros de salud capitalinos venía impresa propaganda de López Obrador.
En los condones que repartía el Sector Salud venía el rostro de López Obrador, que "sí te protege".
Un ejército de taxistas piratas y vendedores ambulantes entregaban su cuota semanal a las organizaciones perredistas, para financiar la campaña de AMLO, mientras el Gobierno del DF les permitía continuar en su actividad ilegal.
A los ancianos que les otorgaban 700 pesos mensuales, los llevaban al Zócalo a engrosar sus mítines de campaña, con pase de lista al llegar y al salir.
¿Ya se nos olvidó todo eso?
Dinero tenía de sobra. Diez mil 500 spots de televisión le contabilizó el IFE.
¿Quién podía competir contra esa fabulosa maquinaria de recursos?
Teóricamente, nadie. Y eso es lo que López Obrador y sus cercanos no han asimilado: perdieron, a pesar de que la tenían ganada desde hacía cuatro años.
Por eso, también, le deben una explicación al PRD.
Se gastaron el dinero del erario.
Se gastaron el dinero de los ambulantes.
Se gastaron el dinero de los contratistas que los financiaron.
Se gastaron el dinero que les dio el IFE.
Endeudaron al PRD con 800 millones de pesos adicionales y comprometieron así sus prerrogativas de 2007 y 2008.
Y a pesar de todo eso perdieron las elecciones.
Esa es la explicación que deben dar.
Esa es la explicación que López Obrador no quiere dar.
Por eso van sobre un chivo expiatorio. A alguien hay que echarle la culpa. Cárcel para Fox
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